Madrid es una ciudad que esconde secretos y anécdotas en cada esquina, que a menudo pasan desapercibidos para la mayoría de los transeúntes. Uno de estos secretos, el Bilis Club de Madrid, nos lleva en un viaje en el tiempo a la época de los años 20 y 30, cuando la ciudad vivía un momento de cambios radicales, en paralelo con otras muchas partes del mundo.
El Bilis Club de Madrid nació en 1929 como un exclusivo club literario y artístico. Fue fundado por un grupo de intelectuales y artistas, y en poco tiempo se convirtió en uno de los centros de la vanguardia artística y literaria de la época. Su nombre, “Bilis”, hacía referencia a la pasión y el ardor que caracterizaba a sus miembros, y también al espíritu de rebeldía con el que se constituyó.
El grupo solía reunirse era un rincón especial en pleno corazón de Madrid, en la Gran Vía. El ambiente era bohemio e inspirador, con una extravagante y ecléctica decoración, y el café era un lugar donde los artistas, escritores y pensadores de la época se reunían para debatir ideas, intercambiar inspiración y gestar proyectos creativos. Mientras el Bilis Club crecía en notoriedad, el café se convirtió en un punto de encuentro crucial para la élite intelectual de Madrid.
Las reuniones del Club eran conocidas por ser animadas y llenas de debates apasionados. Los miembros discutían sobre una amplia gama de temas, y conversaciones a menudo inspiraban nuevas obras creativas y proyectos colaborativos entre los miembros del club.
Los Miembros del Bilis Club
El Bilis Club atrajo a algunos de los nombres más prominentes de la cultura y el arte en Madrid. Entre sus miembros más destacados se encontraban figuras como el poeta Rafael Alberti, el pintor Salvador Dalí, el cineasta Luis Buñuel y el escritor Ramón Gómez de la Serna. Estos individuos, junto con muchos otros, compartían una pasión por la innovación artística y una profunda necesidad de expresarse en un momento en que la sociedad estaba en constante transformación.
Con el estallido de la Guerra Civil Española en 1936, el Club llegó a su fin. Su historia duró poco, pero dejó una huella indeleble en la capital.
Desde entonces, la Gran Vía y su café emblemático vivieron diferentes etapas de cambios y renovaciones. El café en el que se juntaban los miembros del Bilis Club se convirtió en el edificio en el que estamos, el Casino Gran Vía. Una maravilla arquitectónica que conserva la elegancia y el esplendor de la época en la que el Bilis Club estaba en su apogeo. Gracias a la restauración que ha vivido el edificio y su interior, nuestros clientes y visitantes pueden disfrutar del espacio y recordar épocas pasadas desde su interior. Una fusión perfecta entre el esplendor del pasado y el lujo contemporáneo.
