El jamón ibérico, una joya culinaria proveniente de la península ibérica, ha conquistado los paladares más exigentes alrededor del mundo. Este manjar está considerado un icono de la gastronomía española, y es venerado en todo el mundo por su proceso de producción artesanal y su inconfundible sabor.
Para aquellos que buscan experiencias culinarias únicas, el jamón ibérico destaca por sus particularidades organolépticas que lo convierten en una elección imprescindible para los foodies más exigentes.
Origen y Tradición
El jamón ibérico encuentra sus raíces en la cría de cerdos ibéricos, una raza autóctona de la península. Estos cerdos son criados en libertad, alimentándose de bellotas principalmente. Y lo hacen durante la montanera, la época en la que las encinas y alcornoques los proveen de forma natural. Este proceso, que puede durar hasta tres años, aporta la carne los matices y aromas característicos de este producto.
Cómo identificarlo:
- Por su inconfundible textura: La textura del jamón ibérico es delicada pero firme. Cada loncha se deshace en la boca gracias a la infiltración de grasa intramuscular. Esto se consigue únicamente gracias a la alimentación a base de bellotas y la cría en libertad, y diferencia el jamón ibérico de otras variedades.
- Por su aroma: El aroma del jamón ibérico nos transporta a los campos donde los cerdos ibéricos deambulan en busca de bellotas. No hay otra forma de explicarlo. Una vez identificas ese perfume ahumado con los matices dulces de la bellota, no lo olvidarás jamás.
- Por su sabor: El sabor del jamón ibérico es el resultado de un proceso de maduración lento y cuidadoso, que aporta a la carne un sabor profundo y complejo. Si el olfato y el tacto nos dejan dudas, el sentido del gusto confirmará si nos encontramos frente a un auténtico jamón ibérico. ¡El sabor no tiene igual!
Degustar un buen jamón ibérico en España es mucho más que alimentarse: es un ritual del que disfrutar con todos los sentidos.
El corte de cada loncha y su disposición en la tabla forman parte de la experiencia que nos lleva a disfrutarlo como se merece. La transparencia de las lonchas, la distribución equilibrada de la grasa y la presentación del plato contribuyen a la experiencia única de disfrutar este manjar.
Y para disfrutar del auténtico jamón ibérico, ¿qué mejor sitio que nuestro palacete histórico?
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